Morelia, Mich., 18 enero 2023.- La sociedad no debe asumir la actitud del adicto y tiene que admitir que las adicciones son un problema que se presenta en todos los niveles sociales y todas las edades. Solamente reconociéndolo se podrán tomar las estrategias pertinentes para prevenir que el consumo
de enervantes siga creciendo y en esto la familia juega un papel fundamental.
Ivanovic Montaño Garibay, fundador del Centro Especializado en Adicciones DM, señaló que el enfermo, así se refiere a los adictos, tiende a negar el problema que enfrenta y se escuda en actitudes como “no es para tanto, cree uno que lo puede controlar, me detengo el día que quiera y cuando yo quiera”.
Eso dice el enfermo, pero, subraya Montaño Garibay, la realidad es que no es así, es un problema de obsesión, es una necesidad orgánica, mental y psicológicamente “pedimos más de aquella sustancia a la cual estamos acostumbrados”. Y, sin ayuda, destaca, el enfermo no se puede detener y sigue consumiendo.
Y esa actitud del enfermo, de negar el problema que se enfrenta se está viviendo en la sociedad, no acepta que el problema de las adicciones va creciendo.
Montaño Garibay es, lo admite sin trabas, un adicto en recuperación y menciona que han intentado ir a escuelas a hablar los alumnos de las graves consecuencias que representan el consumo de drogas y alcohol.
Pero, lamenta, les han cerrado las puertas y en las escuelas se espantan, tienen el temor de que se les señale como un lugar donde hay problemas de adicciones y es que esto se presenta donde quiera y no se puede decir “no, aquí no hay ese problema” y esa postura es nociva socialmente porque eso ocurre donde quiera y no hay edad para ello.
El problema se niega tanto por el enfermo como por la sociedad, los mecanismos de defensa están ahí, a la orden del día, pero el problema existe, es una realidad.
Ese problema, dice, afecta a hombres y mujeres por igual, niños, hay mucha gente joven, muy joven, menores de edad que ya viven esa situación, y afirma, “en mi caso personal, yo empecé a consumir a los doce años” y hoy hay ya niños de 8, 10 años que ya están consumiendo.
“Eso no es nada nuevo, la sabemos y desafortunadamente nos hacemos de la vista gorda, hay que poner más atención”.
La familia, afirma, es fundamental para superar el problema, apoyando al enfermo y en la sociedad se tiene que hacer equipo con maestros, autoridades, empresarios, académicos, todos los sectores sociales deben funcionar como una familia para atender el problema, pero, se debe partir de algo esencial; admitir que existe el problema de adicciones, de consumo de enervantes, de alcohol, negar esto, es negar la posibilidad de sanar a la sociedad misma de esa enfermedad.