Por: Juan Pérez Medina
El profe Teodoro logró una segunda plaza de educación primaria en 2014. Le entregaron sus órdenes y se fue a presentar a su nueva escuela en una comunidad del municipio de Tuxpan. Durante los dos años siguientes cobro sin problemas, pero en 2016, cuando se suponía que recibiría la plaza con nombramiento definitivo, dejó de pronto de cobrar. Después de varios meses infructuosos, finalmente le informaron que su plaza estaba ocupada, es decir, que otro maestro tenía esa plaza.
Acudió entonces a su representación sindical y le mantuvieron por varios ciclos escolares la esperanza de que iba a volver a recuperar su plaza. Eso nunca ocurrió. El maestro Teodoro continúa en su comunidad dando clases sin pago desde 2016, ya hace seis años.
Al terminar el anterior ciclo escolar, el maestro se despidió de sus alumnos y padres de familia, pues consideraba que no había ya esperanza de que le regresarán su plaza y lograra cobrar su salario. Se había rendido. Pero los padres de familia no. Se organizaron y fueron a la cabecera municipal y plantearon al presidente que, ante la falta de pago al maestro Teodoro y la necesidad que tenían de que siguiera atendiendo a sus hijos, le solicitaron que le pagara el ayuntamiento como maestro municipal.
El asunto llegó a mis manos, por conducto del director de educación del municipio de Tuxpan. Le comenté que le dijera al maestro que viniera a Morelia. Y, reunidos, conocí su historia tan llena de injusticia. Fuimos a demandar ante La Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) conscientes de que el tiempo para demandar desde su última orden de adscripción alcanzada ya había transcurrido.
Pero el profe Teodoro es trabajador de la SEE. Desde 2014 emite documentos oficiales. Oficializa la prescripción de febrero, las evaluaciones bimestrales de los alumnos, emite calificaciones oficiales y firma diariamente el libro de entradas y salidas, además de encontrarse en la plantilla de la escuela. No hay duda, el maestro es un trabajador que la SEE reconoce, pues no ha invalidado hasta hoy la información y los documentos que el maestro emite con su firma.
Teodoro ya se entrevistó con el Director de Educación Primaria y la Subsecretaria de Educación Básica de la Dependencia y nada, ni esperanzas. Después de encontrar el apoyo de la comunidad, decidió continuar y ha iniciado el ciclo escolar de forma puntual atendiendo a sus alumnos.
¿Qué pasó con su clave? ¿Porqué fue duplicada? En la SEE se fue conformando durante el gobierno anterior, incluso más atrás, una red de corrupción que manejaba a su antojo las claves presupuestales. Esa red opera en todos los niveles educativos, partiendo del área de nóminas en la Dirección de personal. Allí, unos trabajadores detectan las claves que supuestamente están libres, brindan esta información a unas personas que se encargan de buscar los clientes y les hacen la oferta de plaza a cambio de fuertes sumas de dinero. Una vez que los clientes están de acuerdo se les elabora la propuesta en el nivel correspondiente (preescolar, primaria, educación especial, educación física, secundarias y telesecundarias). Allí, algunos trabajadores se encargan de hacerlo, para luego pasar la propuesta al responsable de cada nivel educativo. A veces con conocimiento y en ocasiones sin él, los subdirectores y directores de nivel firman esas órdenes y se entregan al cliente y pasan al área de cómputo para que sea procesado el salario. Finalmente sale los primeros pagos, que generalmente, el cliente no cobra, pues existe el acuerdo que esos son del vendedor. Así termina la cadena. Eso pasó con el profe Teodoro. En el área de nominas su clave fue entregada a los corredores de plazas y horas y fue vendida a otro dejándolo sin su salario. Quien tiene su clave ahora fue quien pagó por ella y sabe a quien.
En la Secretaría de Educación existen miles de maestros que pagaron para tener una plaza u claves de horas de secundaria. Algunos le pagaron al profesor que se jubilaba, como si la plaza u horas que dejaba le pertenecieran. Pero se pagaba porque había valores entendidos y las autoridades, tanto sindicales como administrativas de la SEE, lo consentían y hasta lo promovían. Pero eso se superó con la construcción de esta red de corrupción que se ha enquistado en la SEE y que la despoja de los recursos para convertir la necesidad de los maestros y maestras en un jugoso negocio que les deja cientos de millones de pesos anuales. La desmejora del sistema educativo estatal está en este fenómeno tan terrible. ¿Qué calidad moral y ética puede tener aquel trabajador que compró la plaza que ostenta? Y no sólo existen los que venden y compran plazas, también los hay que compran el paquete completo consistente en la entrega de Título, cédula profesional, y ordenes de adscripción. Cuidado padres de familia, pudiera ser que en el salón de sus hijos haya un tipo o tipa que nunca fue a pararse a una escuela formadora de maestros.
De esta red participaron las autoridades anteriores, principalmente el Secretario de Educación, que contó siempre con un grupo de operadores que facilitaban datos, y agilizaban procesos mal habidos.
Creíamos que las cosas iban a cambiar con la llegada de la actual administración, pero, si la madeja estaba enredada, ahora es un caos total sin pies ni cabeza. Las autoridades deberían actuar con determinación y soslayar acuerdos establecidos por causa de la presión de los grupos sindicales que no cuenten con una minuciosa revisión hecha por las partes SEE-CNTE. Muchos de los casos presentados y que exigen se avalen, tanto de contratación, como de ascensos o cambios son producto de la corrupción y el desaseo. Una mirada muy austera de los ascendidos a supervisores que hoy se pretenden avalar permite darse cuenta de que algunos, pasaron a ser supervisores sin haber sido directores de escuela o a jefes de sector sin haber sido supervisores. ¿No es esa suficiente razón para revisar de manera conjunta todos los casos?
Si la Secretaria de Educación avala estos casos y reafirma a los interesados en sus puestos, no sólo recibirá la vaca, sino que también le levantará la pata. Muy por el contrario, no sólo se debe revisar todo a la luz de la ética y lo procedente, pero sobre todo, a la luz de la ética, sino que es indispensable castigar a quienes desde el poder y abusando de sus atribuciones hicieron negocio con un encargo en donde debían servir, no hacerlo sería avalar la impunidad.
Finalmente, solicito al gobernador del estado y a la titular de la Secretaría de Educación que atiendan el caso del maestro Teodoro del municipio de Tuxpan y hagan justicia a un acto totalmente penoso para el gobierno.