Morelia, Mich., 15 de junio de 2023.- En los últimos días el nombre de Martí Batres ha hecho eco en todo el país y es que este fue a quién propuso Claudia Sheinbaum para ser su sucesor en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, mientras ella busca la candidatura de Morena a la presidencia.
Martí Batres además ha sido mencionado en los últimos días por ser incapaz de dar una solución a los señalamientos de la periodista y conductora Pamela Cerdeira, quién acusó corrupción y malos manejos en los víveres recolectados para mandar a Turquía tras los sismos, los cuales asegura jamás salieron del país y fueron vendidos de manera informal.
Pero la carrera política de Martí Batres no es reciente y ya se ha visto envuelto en otros escándalos, como el caso de la leche Betty, en 1997 con la llegada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al poder, comenzaron a impulsar iniciativas con el propósito de acercar alimentos a bajo costo a los más necesitados del entonces Distrito Federal (Hoy Ciudad de México).
Nace la leche «Betty», una iniciativa de Martí Batres y Dolores Padierna, en 1998 comienzan a surgir dudas sobre el valor nutricional de la leche, lo que provocó que la Secretaría de Salud Federal fijara su atención y realizara un estudio del producto, donde por medio de inspección en laboratorios se llegó a la conclusión de que la fórmula láctea contenía bacterias coliformes.
Las bacterias coliformes incluyen varios tipos de bacterias, las cuales se pueden encontrar en el medio ambiente, en el agua, el suelo, la piel pero principalmente en los desechos humanos.
Este hecho desencadeno una serie de acusaciones con miembros del Partido Acción Nacional, los perredistas se declararon víctimas del golpeteo político.
En torno a este suceso nacieron leyendas urbanas que aseguraban que en se utilizaba agua sucia para producir esta formula o que se utilizaba leche en polvo de dudosa procedencia, lo cierto es que nunca se aclaro el modo en que se producía.
Los panistas aseguraban que los perredistas buscaban seguir sumando al clientelismo electoral, como lo habían hecho por muchos años los priístas, y lo condenaban asegurando que se debían abandonar estas prácticas y apostar a la inteligencia y libertad de los individuos.